El pasado 10 de mayo, en el Templo Don Bosco de La Cisterna, celebramos con gozo la Promesa de cinco nuevos Salesianos Cooperadores. En una emotiva Eucaristía presidida por el Padre Erik Oñate, reflexionamos sobre el llamado a ser luz y sal del mundo, una hermosa invitación a vivir nuestra vocación con autenticidad, servicio y alegría, como verdaderos discípulos y misioneros al estilo de Don Bosco.
Damos la más cordial bienvenida a nuestros nuevos hermanos de la comunidad Miguel Rúa: Carolina Alfaro, Eduardo Molina, Marcela Yáñez, Joselyn Domínguez y Mónica León.
Que su SÍ generoso sea fermento de esperanza, compromiso y amor en medio del mundo. Nos unimos en oración para que cada uno de ellos viva con entusiasmo la vocación heredada de San Juan Bosco, siendo signos del amor de Dios entre los jóvenes y en sus comunidades.
¡Bienvenidos a esta hermosa misión de ser Salesianos Cooperadores!
SER SAL Y LUZ DEL MUNDO: UNA MIRADA DESDE LA VOCACIÓN DEL SALESIANO COOPERADOR.
Cuando Jesús nos invita a ser sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5,13-16), nos está llamando a transformar la realidad con el sabor del Evangelio y a iluminar los caminos de quienes nos rodean con la luz de su amor.
Para un Salesiano Cooperador, esta misión cobra un sentido profundamente apostólico y laical.
SER SAL, significa impregnar con alegría, esperanza y caridad los ambientes cotidianos: la familia, el trabajo, la sociedad y, sobre todo, el mundo de los jóvenes. Es llevar el «sabor» del carisma salesiano allí donde muchas veces reina el desencanto o la indiferencia, dando testimonio de que otro mundo es posible, uno más humano y fraterno.
SER LUZ, por su parte, es dejarse iluminar por Cristo para convertirse en guía humilde y cercana. Es alumbrar los caminos de quienes están perdidos, acompañar con ternura a los que sufren, y ser faro que oriente hacia Dios, especialmente para los jóvenes más pobres y abandonados.
Desde nuestra vocación laical, ser sal y luz significa vivir con coherencia el Proyecto de Vida Apostólica, hacer presente el espíritu de Don Bosco en medio del mundo y colaborar activamente en la evangelización de la cultura y la vida social. Es vivir con pasión, con esperanza, con espíritu de familia, dejando que el carisma salesiano transforme no solo nuestras acciones, sino todo nuestro ser.
Hoy más que nunca, el mundo necesita Salesianos Cooperadores que, como lámparas encendidas, irradien la luz del amor de Dios y, como sal del Evangelio, den sabor y sentido a la vida de quienes caminan a nuestro lado.
Consejo Provincial
San Gabriel Arcángel.