Salesianos Cooperadores SGA Chile

SAN FRANCISCO DE SALES: EJEMPLO DE SANTIDAD EN TIEMPOS DIFÍCILES

San Francisco de Sales (1567-1622) nació en el Castillo de Sales, cerca de Thorens, en la región de Saboya, Francia. Fue hijo de una familia noble y desde temprana edad mostró una inclinación por el estudio, la oración y el servicio a los demás. Vivió en un tiempo de grandes conflictos religiosos, marcado por la división provocada por la Reforma Protestante y los enfrentamientos entre católicos y calvinistas. Este contexto representó un desafío inmenso para su labor pastoral y evangelizadora.
A pesar de las difíciles circunstancias, San Francisco de Sales asumió su vocación con una profunda fe y un compromiso inquebrantable con la Iglesia. Ordenado sacerdote en 1593 y posteriormente nombrado obispo de Ginebra en 1602, su diócesis se encontraba bajo el fuerte influjo del calvinismo, lo que lo obligó a residir en Annecy debido a la hostilidad hacia los católicos en Ginebra. Desde allí, lideró una labor pastoral incansable, reconquistando corazones para la fe católica a través de su ejemplo de vida, su dulzura y su capacidad de dialogar con respeto y amor.

Un obispo Santo y cercano
Su compromiso con la vida espiritual y su cercanía con las personas lo llevaron a escribir obras que aún hoy iluminan a la Iglesia, como Introducción a la vida devota y Tratado del amor de Dios. A través de estas obras, invitaba a todos, desde laicos hasta religiosos, a buscar la Santidad en medio de las tareas cotidianas.
A lo largo de su vida, San Francisco de Sales se distinguió por su dulzura y su habilidad para comunicar la fe de manera sencilla, cercana y comprensible. Fue un gran defensor de la idea de que la Santidad es un llamado universal, accesible para todas las personas en cualquier estado de vida.

San Francisco de Sales y Don Bosco: Una Inspiración Profunda

La influencia de San Francisco de Sales en San Juan Bosco fue decisiva para la fundación de la Congregación Salesiana y la espiritualidad que la anima. Don Bosco vivió en un tiempo marcado también por tensiones sociales, políticas y religiosas, con miles de jóvenes desamparados y abandonados en las calles de Turín. En San Francisco de Sales encontró un modelo de dulzura y paciencia pastoral, virtudes esenciales para trabajar con los jóvenes más vulnerables.
Don Bosco admiraba profundamente la capacidad de San Francisco de Sales para conquistar corazones no mediante la imposición, sino a través de la amabilidad, el respeto y el amor. Inspirado por esta actitud, Don Bosco desarrolló el sistema preventivo.
Al decidir cómo nombrar su congregación, Don Bosco no tuvo dudas: elegiría a San Francisco de Sales como patrón. Este gesto no solo fue un homenaje, sino también un compromiso de encarnar los valores de dulzura, paciencia y fe que definieron la vida del Santo Obispo. Don Bosco quería que sus Salesianos, al igual que San Francisco, fueran modelos de amor evangélico, especialmente entre los jóvenes más pobres y necesarios.

Legado Compartido: Un Camino de Santidad y Esperanza

El legado de San Francisco de Sales, transmitido a través de Don Bosco, sigue vivo en toda la Familia Salesiana. Tanto el Santo de Annecy como el de Turín comparten una visión común: que la Santidad no es algo lejano, sino que se construye en la vida cotidiana, con gestos de amor y servicio. San Francisco inspiró en Don Bosco no solo un método de evangelización y educación, sino también un espíritu de esperanza inquebrantable frente a las dificultades.

Este 2025, con la consigna «Anclados en la esperanza, peregrinos con los jóvenes”, el ejemplo Como peregrinos, seguiremos el camino trazado por Don Bosco, caminando junto a los jóvenes, especialmente aquellos que más necesitan de una mano amiga y un corazón comprensivo. Inspirados por el espíritu de San Francisco de Sales, construimos nuestra misión desde la cercanía, el diálogo y la ternura. Ser peregrinos con los jóvenes implica acompañarlos con amor y paciencia, mostrando que, anclados en Cristo que es la Esperanza, podemos superar cualquier dificultad.

Hoy, al recordar a San Francisco de Sales, renovamos nuestro compromiso de vivir su legado con alegría y confianza. Sigamos «anclados en la esperanza» para los demás y «peregrinos con los jóvenes», ayudándoles a encontrar su propósito, su fe y su lugar en el mundo. Que como Familia Salesiana sigamos siendo testigos. Amen¡¡

Consejo Provincial
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